PORQUE LA MONTAÑA?

 Nuestra infancia transcurrió próxima al campo y la vida natural.
 Crecimos rodeados de paisajes  donde pudimos expandir nuestra curiosidad hacia ese mundo generoso, vivirlo plenamente y aprender de el, amar la vida en el campo.
Extraviamos su mirada y la convertimos en aspiración distante al hacernos adultos y abrazar la vida urbana con su complejidad y esteril vertigo.
El año 2020 nos presentó una encrucijada y antes de confinarnos elegimos la montaña y construimos allí nuestro refugio para tener un lugar en el mundo, hecho con nuestras manos y limitados recursos. La casita de madera que llamamos hogar.
Como un hechizo que juega con el tiempo, volvimos a aquellos paisajes olvidados donde el aire es caricia y susurros recitando secretos y la pureza provoca la magia de lo imposible.
Fué un regreso de reverente aprendizaje y renuncia que talla lo simple en la siembra del carácter y cultiva la verdad en el esfuerzo.
En este viaje transformador nos abrimos a contemplar la grandeza de los seres pequeños en sus augustos escenarios, escuchamos los cantos del bosque glisado por los vientos, los cristales vibrantes serpenteando las faldas del río, la huerta y el jardín tejiendo sorpresivas respuestas a nuestro bucólico ritual amatorio.
Admiramos el espíritu profundo de la montaña y la seguimos develando en lengua materna, poesía que desnuda el antojo de la grandeza en símbolos dispuestos ante nosotros una y otra vez, para colmarnos de sus significados ancestrales.
Nuestro encuentro con la Montaña descubrió para nosotros un camino de aprendizaje, que se abre infinito a contarnos sobre nosotros y el vinculo con la naturaleza, aprendiendo a convivir con su infinito amor y sabiduría. Meditamos y escribimos para alimentar ese vinculo y elevarnos a ser dignos de su gracia, para crecer en espíritu, agradecer y compartir amorosamente.

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